Slow Food, como lo dice su nombre, nos incita a frenar, a
desacelerar en las comidas. Este, si bien nació hace 30 años, alcanza su auge
en la actualidad, acercándose a las mesas familiares y educando nuestras
tradiciones.
El movimiento del Slow Food nace en 1986 en manos de Carlo
Petrini. Buena alimentación, placeres de la mesa y un ritmo slow, fueron y son
los intereses que se defendieron desde un comienzo. A medida que los años
pasaron más de 130 países se vincularon con este movimiento y los intereses se
ampliaron a la calidad de vida de las personas en general. Ahora, ¿cómo puede
influir este fenómeno en nuestras vidas?
Este es, justamente, uno de los pilares que lucha, en la
actualidad, contra la velocidad poco saludable a la que nos sometemos diariamente.
Pero, ¿cómo podemos solucionarlo?
Sus recomendaciones son muy sencillas y fáciles de aplicar:
·Ingiera una dieta con alto contenido en frutas y verduras y
bajo contenido en grasas.
·Prepare una comida tranquilo/a y sin hacer otra cosa a la
vez, como mirar televisión. Disfrute de una conversación si está comiendo junto
a otras personas, en caso contrario, disfrute de la soledad pacíficamente.
·Coma despacio, mastique y salive muy bien los alimentos
ante de tragarlos.